lunes, 1 de marzo de 2010

TUY, ciudad Histórica y Monumental





TUY fotográfico











En 1408, el obispo Juan II de Sotomayor, acomete un importante restauración del claustro de la Catedral y levanta, en su ángulo suroeste, una torre de defensa en íntima relación con los caminos de ronda, que discurrían por encima de las naves claustrales.


Este airoso torreón, había quedado durante cientos de años sepultado por la estructura del Palacio episcopal. Desde hace cerca de medio siglo, su castrense estampa destaca desde cualquier perspectiva, revalorizándo muy sensiblemente todo el conjunto arquitectónico de la Catedral Fortaleza.



Ofrece, además la particularidad de que su terraza es fácilmente accesible a favor de un pasadizo, antes oculto, debajo de las grandes losas del piso del claustro, siéndo en la actualidad la principal atalaya tudense, desde la que se puede admirar las extraordinarias bellezas paisajísticas que se divisan tanto hacia el Miño y sus encantadoras vegas y la ciudad hermana de Valença do Minho.







La identificación de las estatuas, de irreprochable factura y gran nobleza, se han permitido por primera vez después de siglos, que los rayos solares incidiésen en las figuras a la diestra del  pórtico.




La identificación de las estatuas, de preciosa factura y gran nobleza, corresponden, de izquierda a derecha, al profeta Daniel, San Andrés, la reina Urraca, primera esposa de Fernan II e hija de Alfonso Enriquez de Portugal, y Fernando II. Estos últimos, como oferentes de la escritura de fundación de Buenaventura, la actual acrópolis, y de la Catedral Fortaleza, respectivamente.

Hay que señalar que con la desaparición del Palacio, hace ahora, cuarenta años, se consiguó dar mayor amplitud a la Plaza de San Ferando,  y ser, una de las principales piezas en la labor de recuperación de la monumentalidad original del conjunto arquitectónico.
Estrecha rua, paralela a la calle de San Telmo, llamada así por haber estado allí la última morada del bienaventurado Patrón de la ciudad y de los Navegantes.

Las pequeñas casitas alineadas a lo largo de su tortuosa disposición urbana, forman contrapunto con las murallas defensivas de la ciudadela, desde las que se contempla el encantador panorama de las vegas, bañadas por las sosegadas aguas del Miño.


Para sorprender la belleza de los rincones de Tuy no basta la rápida visita de turísta. Es necesario adentrarse por sus tortuosas, empinadas y silenciosas callejas suevamente veladas de sombras adornadas de naranjos, limoneros y buganvillas...

Naturalmente, no podía quedar olvidad en este informe fotográfico de Tuy, la Iglesia de Santo Domingo, que es un retazo de historia y jirones de admirables leyendas. La antigua iglesia Monumento Nacional, está ubicada en un lugar ciertamente singular. Defendida de los inclementes vientos y por su reconocido sosiego, únicamente alterado, en el año trágico de nuestra guerra fraticida, cuando llegó la muerte de madrugada.
La Iglesi y Convento termidados en el siglo XIV, con sus maravillosos ábsides y siendo proposito decidido de los frailes dominicos concluir la fábrica de la pared derecha del crucero, a la que figuraba adosada la antigua iglesia románica de San Juan do Porto, denominada así, debido a la doble circunstancia de estar bajo la advocación de San Juan Tersón y hallarse muy próxima al puerto fluvial.





Por Alberto Estévez Piña






En la fotografía, de izquierda a derecha, al profeta Daniel, San Andrés, la reina Urraca y Fernando II.











Reportaje gráfico : JULIO VIÑAS MARTÍNEZ.


Canción del Miño...

                                  Por   Emilio Álvarez Blázquez
                                               



El Miño  al morir, va a dar a la mar, conforme a los versos. Pero no a un mar cualquiera sino al alto, magestuoso, verde Mar de La Guardia. Muere el Miño con Galicia a la diestra y Portugal a la siniestra, como reinaron y murieron muchos monarcas gentiles. Vigila su muerte el Tecla, que es el monte de nuestra antiguedad, adornado de brétemas, para que parezca el capitel de la belleza imposible. Nadie para su agonía podría pedir mejores testigos, aunque el Miño merecería no morir, sino ser elevado directamente al cielo, sin trances, y quedar allí rendido hacia la tierra, en glorioso arcoíris, como sacramental crucería sosteniendo la bóveda de los cielos. En su ascensión llevaría toda la carga de sus músicas matinales: la voz de los ruiseñores en los abedules, el canto campesino de las cosechas, el dolor de las campanas y el misterio acorde del agua contra la orilla, modificando, sin sentirse, los límites de su reino, que nuca fue de este mundo


De los trechos, es decir de la vida del Miño, yo escojo los de su muerte, que comienza en Tuy, al pie de la Alameda, que fue de dominicos, huerto de paz hasta que llegó la muerte de madrugada. Había allí en mi niñez, árboles que también murieron de la mano del hombre y sus copas sumergían en el espejo del río la invertida imagen de los nidos, como vasos de vida y esperanza. También las estrella se copiaban, y se copiaba, aunque parezca milagro, la delicada cinta que los mirlos anudaban al tallo de la tarde, cuando la tarde no no era más que una inmensa camelia apoyada en el borde de los montes.


Al pie de Tuy, al pie de Valença do Minho, el río entra en agonía y por eso le nace aquella curva majestuosa aquella doblada gracia de sus riberas, como si quisiera volverse atrás y echar una mirada a las vegas feraces, donde, cuando no es la sazón del pan, crecen, como corazones, amapolas portuguesas. Allí se dice adiós a la larga caminata de los días, con un nostálgico recuerdo para aquella lejana linfa que llaman Formiñá, delgado hilo de dónde le viene la vida impetuosa.

De Tuy para abajo el río es ya sólo espíritu y pedirle esfuerzos industriales, pues toda energía le hace echarse en brazos de la mar, como aquél que va al Padre Miño entre suspiros.


Si; de allí en adelante ofrece salmones y sábalos el día de Pascua y, no muchos para que no parezca gula; es porque de esa esperanza vivan los pescadores de ribera, tanto a los ensueños y a las apariciones.
De Tuy a Camposancos y en medio quedan, sufragáneas y rendidas, las parroquia de Areas, Amorín, Currás, Forcadela, Eiras, Tabagón. Sí; un camino de sirga permite al peregrino acompañar al río hasta el final señorío de la mar, haciendo estación ante la Isla de los Amores, cuyo nombre dice, y no del todo, qué tierno es el céspede que la cubre y qué es, desde allí, la primera estrella de la tarde...Un poco más y ya no se ve al Miño, sumergido. Es como un acorde de gloria en la magna orquesta del océano: Desde el Tecla abaja una niebla muy fina, una sábana de piedad, que llegado el solpor, se convierte, de estrella a estrella, en un manto de púrpura infinita....
TUY 

            
      Por Álvaro Cunqueiro



En efecto, hasta aquel año Tuy ocupaba una llanura cerca de la desembocadura del Louro, en el lugar de Santa Eufemia. Por su poca seguridad, el rey Fernando II de León acordó trasladarla a una colina, en donde está hoy situada, la rodeó de sólidas murallas y es entonces cuando debió comenzar la construcción de la Catedral.



No es admisible que el emperador Alfonso VII construyera aquí una torre para defensa de una ciudad situata a más de dos kilómetros de distancia, ni que aquí comenzara la construcción de la Catedral, tan lejos de la ciuad que habia de acoger bajo su protección. Pero hay más; la ciudad de Tuy fue trasladada a una elevación en donde el Obispo y el Cabildo tenían una viñedos, que el rey mandó indemnizar ; y, es absurdo que se hable de viñas del Obispo y se silencien los dos importantes edficios religiosos y militares, construídos ya en la nueva ciudad.
La Catedral corresponde, pues, al último tercio del siglo XII, cuando el románico que le siguieron.
 
Túy está en lo alto de una colina. La catedral conserva su aspecto de fortaleza. Su portada se considera como la mejor ojival de galicia. Su Pórtico rasgado por tres grandes ojivas. En la fachada la Adoración de los Reyes y de los Pastores.románicos. Sobre el pórtico, gran rosetón. Las torres de las campanas conseva ventanas románicas de medio punto. Eliminado el coro de la nave central, la iglesia ha ganado en claridad. Hermoso claustro, en el que se realizan obras de de restauración. La catedral tudense es rica en capiteles, de variada concepción. En el claustro capiteles florales y el famoso del caballero que combate el dragón. Otros monumentos de Túy son San Francisco, que conserva restos de la conscción ojival, bellísima iglesia con atrio campesino sobre el Miño, con un púlpito de piedra, bueno para predicar contra albigenses, claustro con bajorrelives románicos y ojivales. En la iglesia sepulcos pétreos, y aquí y allá las armas de los Soutomaior. Es emocionante San Bartolomé, con espléndidos capiteles.



Túy es una antigua ciudad y se remonta su fundación a Diómedes, hijo de Tyde, que viene de Homero. Ya figura en el Itenerario de Antonino y fue sede episcopal en la época romana. Fue corte del visigodo Witiza. Se discute el establecimiento de la antigua ciudad, si en San Bartolomé o en el alto del castrexo que hoy ocupa la catedral. Los normandos la destruyeron. El rey Olaf de los wiquingos hizo sudar aquí sangre a las piedras. Conoció las guerras fronterizas con Portugal. En el siglo XV sabe de la violencia de Pedro Madruga.



Hoy es una ciudad callada, con viejas calles a las que se asoman nobles casonas que conservan recoletos huertos y jardines. Túy tiene un espléndido mirador que se llama el monte Aloya. Es una ciudad de gratísimo vivir, una de las capitales coquinarias de la región, que disputa a Padrón y Caldelas la capitanía de la lamprea. Miño arriba viene el sábalo, del que en Túy se hacen preciosos escabeches. Sabrosas angulas. Buena repostería. El viajero debe pasar una larga tarde de finales de verano en Túy, visitando la silenciosa Catedral, viendo el Miño desde Santo Domingo, paseando las viejas calles, sentándose en la Corredera a dialogar con los cultos vecinos. La subida al Aloya no puede perderse. Sería como renunciar a asomarse a una de las más bellas ventanas del país.

TUY

MONUMENTAL




La Catedral de Tuy es un interesantísimo ejemplo de las iglesias románicas de España.

No consta documentalmente la fecha en que comenzó su construcción, pero hay un dato "ante quem", del que se deduce que no puede ser anterior al año 1170, aunque otra cosa diga el Padre Flórez y todos los historiadores
que le siguieron.



Es de planta de cruz latina y tiene tres naves. Tiene dos épocas: la primera corresponde al último tercio del siglo XII, y la segunda al siglo XIII.

En su primera época campea el etilo románico. Los pilares son semicolumnas adosadas. Los muros de las naves bajas antes estaban caladas, ocultándo las ventanas románicas, que en su tiempo habían sido cegadas al cambiar el estilo constructivo de la Catedral. En la fachada Norte hay una puerta muy interesante.



Pero, naturalmente, el mayor interés de la Catedral`Fortaleza, está en su portada principal, de imaginería, que pertenece cronológicamente al último período ojival, aunque presenta reminiscencias románicas, como son las figuras sobre columnas y no sobre zócalo corrido.

De esta portada principal, me ocuparé en otro blog, ya que merece un estudio específico, como el elemento tal vez más importante de la Catedral tudense. Se compone de dos estrechas torres almenadas con comunicación interior, y un pórtico avanzado con iguales defensas almenadas sobre la puerta. Bajo este pórtico se cobija una gran portada abocinada con tres ojivas. A cada lado de la portada, alternando con los esbeltos fustes monolíticos, aparecen cuatro imágenes de irreprochable factura. Representan, según autorizadas opiniones, a Moisés, San Juan Bautista, San Pedro, San Pablo, dos Profetas, San Fernando y doña Berenguela, su madre. Para otros publicistas, el rey con el templo en las manos, es Salomón.



Completa este conjunto extraordinario de bellísimos relieves con el tímpano, que representan la Adoración de los Reyes y la de los Pastores..



"Tuy Conjunto Artístico Monumental"




Hasta mediados del siglo XIX fue Tuy una de las Siete Capitales del Reino de Galicia, mostrándos así la supervivencia de su recio abolengo a través de toda la Edad Moderna.
En muy pocas urbes españolas puede hallarse como aquí una homogeniedad tan recia y honda; una apacibilidad espiritual que emana de su antiguedad, de su vejez atildada y pulcra, sin que afanes y ansias de su discurrir temporal destruyan, ni tan siquiera alteren, el grato equilibrio ambiental dominante.

Presidida por elevada acrópolis sobre la que se articulan las sólidas arquitecturas de la Catedral y el nuevo Palacio Episcopal, ahora abandonado para el fin que había sido construido. El Palacio antiguo del Obispo escondía una gran parte de la fachada principal, que pudo así ser recuperada para la admiración de todos. El remate del festón castrense de sus almenas, con sus torres, sus cuerpos, sus átrios, las amplias escalinatas que disimulan, eliminando el fuerte declive del grandioso pórtico, que defiende y cobija el bello portal esculpido, y las dilatadas fachadas, ungidas de la dignidad, imprime conservar nuestra ciudad, con una serie de valores que, providencialmente, llegan a nuestros días en toda su plenitud sensorial y emotiva.
Ciudad fonteriza, castrense y episcopal, que afina su silueta sobre el fondo de la dilatada campiña, salpicada de las rústicas sencilleces de la arquitectura popular, que en las horas crepusculares se adormece en la sordina de las brumas plateadas que extienden las serenas y plácidas aguas del río Miño; constituye un verdadero balcón abierto al natural de los dilatados paisajes miñotos, que crea en su proximidad el viento atlántico, perfumando las esencias de la tierra galaico-portuguesa. Ciudad esculpida en granito bajo el anhelo estético de una arquitectura, que hoy reposa en plenas formas terminales y que fue surgiendo de las expresiones de un constante florecer, al impulso de un hálito milenario, con toda la amplitud de su perspetiva histórica; con sus calles desarrolladas a través de una prevista y larga proyección visual, flanquedas por edificios que evitan establecer entre ellos notables diferencias de valor para fijar éste, tan sólo, en la unidad y armonía ambiental, a la que no deja de contribuir la atención con que ha sido tratadas en las fachadas las formas y los elementos típicos; con sus rincones plenos de tonalidad histórica, rebosando de los escudos petreos, patinados y carcomidos por el tiempo, los vientos y las lluvias... El elevado porte nobiliario; con sus pasadizos, cobertizos y porches hospitalarios, en los que alatean los recuerdos con un sentido humanizado, propicio y sugeridor, pues en sus recintos se halla aprisionado el alma de la lírica evocación.

Sí; la síntesis estétetica de nuestro Tuy, está representada, fundamentalmente, por la Catedral, magnífico exponente de la pugna entre el rómanico, ya maduro, y el impulso juvenil del gótico. Los graves daños que un ataque enemigo había causado a la anterior ciudad establecida en el barrio de San Bartolomé, impulsó al Obispo don Alfonso II, en el siglo XI a construir una nueva Catedral y, así una nueva ciudad. La decisión del Rey Don Fernando II, tomada en 1170, de trasladar la Catedral a un mejor enplazamiento topográfico y castrense, hizo se aprovechase la existencia de la torre, construida y fortificada el año de 1142, por el Rey Alfonso VII, para erigir un alcçazar y fuertes murallas que defendiesen el perímetro de la ciudad que pronto se formaría merced al traslado para tal lugar. Al lado del alcázar se levantó la nueva Catedral dedicada a  Santa María. En 1180 ya se había iniciado la obra; en 1124 se voltearon sus bóvedas y en 1232 se concluía el templo, el cual fue consagrado en tal año por el Obispo don Esteban Egea.

Plata de cruz latina, de pocos tramos y corto el cuerpo principal, lo que la hace muy pequeña y sospechar fuese concluída sin alcanzar el pleno desarrollo del proyecto.

De tres naves esbeltas y solemnes, faltan los ábsides primitivos, sin duda de plata rectángular, que fueron sustituidos por la actual cabecera en posteriores reformas,siglo XVI, derivadas del aditamento de capillas y sacristía. Los brazos del crucero son, igualmente, de tres naves volviendo la menores en los cruces y hastiales copiando el tipo de Catedral de Santiago. Los pilares, cruciformes, soportan bóvedas de cantería que son de arista en las naves menores y crucería y nervios en las de la nave mayor acomodándose al trazado apuntado de los arcos. Sobre los arcos formeros de la nave mayor y crucero corre un bello triforio compuesto en cada tramo por cinco arcos apuntados. En la capilla mayor se mantuvo la primitiva bóveda de cascarón y se le agregó otro tramo cubierto con bóveda estrellada. Los capiteles que apean los arcos formeros, aun de factura románica, alternan motivos animados y fitomorfos en su labra, proporcionando todo ello al  conjunto un rico atuendo ornamental.
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           El doctor don Darío Álvarez Blázquez, prestigioso tudense y hombre de corazón inmenso, que alivió a sus pacientes más pobres, haciendo rutas en sus sueños más claros para su patria gallega.

           Menos mal, que ahora, nuestra amada y sufrida ciudad  olvidó las discrepancias políticas, abriendo los caminos para mostrar gratitudes y justos reconocimientos.
     

            Túy, mirador sobre el Miño  


             Por el Dr. Darío Álvarez Blázquez


              (Trabajo publicado en Diciembre de 1965 en el Jornal de Noticias de Oporto, de cuyo texto portugués damos la traducción). 
            

              Tuy, mirador sobre el Miño.
                        
Una noticia de actualidad que tiene, por lo menos, 20 años de antigüedad en el calendario de la lógica turística y viajera.
 Porque, cuando las gentes de Europa queriendo olvidar dos guerras, empezaban a pensar seriamente en conocerse mejor y se lanzaron al fraterno peregrinaje de su vieja geografía, antes de ofrecerles cama y calor de leño ardiendo, en el corazón de cada país era preciso dárselo en la primera ciudad de bienvenida. Y Túy para Portugal, como Valença do Minho para España, son esa antigua ciudadela del primer abrazo que tiene que ofrecer al viajero el pan, el vino y el asiento a la lumbre de las antiguas ordenanzas militares de las eternas amistades civiles.

 Por eso digo que la noticia tiene por lo menos 20 años de antigüedad. Dice así: "Se halla en trámite de próxima aprobación la construcción de un Parador de Turismo en Túy".
Túy vive desde hace medio siglo una etapa de sueño histórico. Es el precio de la gloria pretérita, es la ley de la vida que pasa y que cuenta las glorias de antaño. Es que no se puede decir que Diógenes-que nadie sabe si existió- fundó la antigua Tyde y que Witiza, aquel barbudo rey godo, gotoso y un tanto violento de genio, sentó allí sus reales, sin notar arrugas en el rostro y cicatrices en el alma. Sin que se derrumben, húmedas de musgo, las citaneas célticas y se conmuevan bajo los líquenes las losas de la calzada romana y se agrieten por la mano férrea y tenaz de la yedra las murallas medievales. ( Por la mano de la yedra y por la indiferencia iconoclasta de los hombres, pues Valença do Minho, el vecino centinela, constante vigía de catapulcas, ha sabido mantener enhiesta hasta hoy, su arrogante arquitectura de fosos y barbacanas.)
 Pero en este letargo histórico radica hoy la esperanza de Túy, ya entrevista en este punto de emoción pretérita en  que la están convirtiendo dos srtístas insignes de la noble piedra gallega, patinada de siglos y agredida de anacrónicos insultos "modernistas": el conservador de nuestro patrimonio arqueológico Señor Chamoso Lamas, entrañable artífece de la evocación y el arquítecto de arcadas y ojivas, Señor Pons Sorolla. 

De un confin a otro de la vieja Europa, el hombre busca ya solamente, al margen de la locura sonora de un cabaret o de la lánguida somnoliencia atormentada de una "boite", la paz increible de una calle silente, la luz amarilla de un farol dieciochesco, el susurro lejano de la "Canción de las damas del tiempo pasado...

Yo percibí esos murmullos en las noches litúrgicas de Santiago, de Toledo, de Salamanca, de Segovia, de Coimbra... Túy, cuando la ojiva verde gris del pórtico de su Catedral pueda ser atravesado por lanza de la luna, cuando en el claustro tiemblen las sombras de sus columnas románicas sobre las losas, puede dar al viajero todas esas emociones en un concierto msgnífico de silenciosos inacabables.

Y aún puede ofrecer la mística visión fantasmagórica de las esquinas conventuales y la ancha curva del Miño plateando las dos orillas, un momento conmovida por los bronces catedralicios. ( Ese tremolar nostálgico del alma del río que en las nuches de luna palpita bajo la piel del agua).

Pero necesitaba- necesitaba hace mucho tiempo- un hostal. Un hostal de peregrino místico ensimismado, en donde al ir o al venir de Portugal el viajero tenga mesa y lumbre para reposar su emoción.

Esa emoción que le dará el eco de sus pasos por las ruas silentes. Por unas rúas y unas esquinas en que la paz es el gran regalo para el hombre de hoy. La paz que nunca, nunca debió de haber dejado de reinar en las viejas ciudades de la herida Europa.

Hace ya algunos años que Valença do Minho ofrece al viajero el mirador admirable de su Parador, esa torre del homenaje de la ciudadela que, ahora, sirve solamente para saludar todas las alboradas a la nación de enfrente con la bandera verde y roja de la ribera y del sol que nace. Es ya hora de que Túy le rinda la misma pleitesia desde la otra orilla. No habrá entonces caminante que no sienta la duda íntima en su sosiego, porque nunca sabrá, el que va o el que viene, en donde dbe de posar sus asombrados ojos. Y esa nueva emoción estática y extática irá ganando el peregrino.

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              El querido y prestigiso tudense Ánxel Vázquez de la Cruz; médico, escritor, conferenciante y poeta. Singular cantero de hechos y  sueños... enlazando las palabras con narrativa musical  y cadenciosa; al crear,  escribir y contar sus cuentos, sus historias imperecederas de encantadores  recuerdos, se enciende la incipiente luz de su primer hijo literario. Sí; "Luz de Tebra" editado por Xerais narrativa, es su primer libro de relatos; al que seguirán seguramente otros de este autor, de éxito seguro y merecido.






Un roble muerto en el río...

                            
                             Por el Dr.  Angel Luís Vázquez de la Cruz



En Tuy, a la orilla del Miño, ha muerto un roble. Los eucalitos le lloran con lágrimas de rocío, azotados por el viento del sur:
              - ¡ Mirad, mirad cómo se lo lleva el río! El orgullo de su copa había salido ileso muchas veces de los feroces ataques del viento. El murmullo de sus hojas había hecho más íntimas, todavía, muchas palabras de amor. Bajo sus raíces criaron familias de nutrias y él -el viejo roble-  sonrió contemplando los juegos traviesos de las crías.

Y ahora, como un inmenso pez agonizante, se retuerce sobre el agua. Sus hojas, tantas veces abrigo de los pájaros, yacen mustias. Su sombra no vela ya el reposo de los caminantes. Sus ramas no volverán a insultar al viento sur...

El agua, su enamorada, se lleva ahora al que tantas veces soñó surcarla en forma de bote angulero. Porque él siempre se creyó hecho para empresas dulces y sencillas: La lanchas, que pasaban cargadas de "meixón" en una noche tormentosa, lo hacían estremecerse de envidia; las naves espaciales lo dejaban indiferente; -¿Es qué no hay bastantes estrellas en el cielo, Señor?

El viejo roble solo sabía de amor. Amaba a todos los seres que frecuentaban la orilla: Desde el vigilante charol de un tricorneo, hasta la furtiva silueta de un estraperlista; desde la humilde rata de agua, hasta la coqueta nutria, vestida de finas pieles... Pero sentía una especial ternura hacia los anguleros. Le emocionaba verlos trabajar, codo a codo, en una tormentosa noche, con la mano crispada sobre la peneira, que tiene algo de red y mucho de remo. Noches de lluvia en las que el agua cae sobre el sudor de sus frentes rojizas. Noches de duro y arriesgado trabajo en las que los labios musitaban promesas a San Telmo, mientras se mueven sin cesar brazos nervudos. Terribles noches en las que el viento del sur arremolina las nubes, haciéndolas aparecer sobre la curva del río, como negros velámenes de muerte, En noches implacables, bajo un cielo que parece deshacerse en truenos, cientos de hombres ganan su pan. Luego alguien comerá sus angulas en Madrid y dirá sentencioso: -¡Que ricas! Se nota que son de Vizcaya.

Pero eso no le importa a los anguleros, como tampoco le importa si vienen del mar de los Sargazos; ellos sólo saben que hay que echarlas a la peneira. Lo mismo, poco más o menos, hacían sus antepasados con los normandos: llegaba por el río y había que peneirarlos.

Pero el viejo roble flota ya muerto sobre el agua. Navega mientras cae la tarde. Los cirios de los anguleros le forman cortejo. Un perro negro le despide aullando desde la ribada. Y en una rama, que apunta al cielo como un mástil, está aún el nido que el año pasado hicieron los cuervos.

                                  ( El presente y bello trabajo, fue realizado por mi amigo Ánxel Vázquez de La Cruz, en los primeros años de su juventud y publicado en el "Boletín Informativo del Centro de Iniciativas y Turísmo de Tuy," hace ahora 44 años)







El pasadizo de las Encerradas


Ofrece la vieja ciudadela multitud de rincones para despertar el interés de los artistas, pero quizás uno de los más populares sea la fotografía tomada de forma contraria a esta, sobradamente conocida; al que el vulgo suele llmar "el túnel de las Monjas", por tener todas las apariencias de un pequeño túnel-pasadizo.
  Posiblemente este pasadizo comunicaba la parte más noble de la ciudad, la de la "coronilla", donde se encontraban la Catedral, las casas del Obispo, el Concejo, etc. y la otra también intramurallas donde vivían otros y la mayor parte del pueblo llano. Por este pasadizo se unían muy cerca las puertas "da Pía" y "Vergana" y un poco más abajo, con la "Puerta del Arco".


   TUI
    Monumental,
    Paisajístico y
    Artístico.

        MFotografías: JULIO VIÑAS ARTÍNE
Z.

     Fotografía : JULIO VIÑAS MARTÍNEZ


                                       Panorámica de Tuy desde el río Miño
                                              

             Vista parcial de la ciudad tudense, desde Valença do Minho



Retablo de la Virgen de la Expectación




                                               

                                     Bajo las murallas del viejo Palacio


                    De la plaza del Ayuntamiento en donde se encuentra la antigua fachada románica, el campanil y la torre de Alfonso VI, desciende una calle hasta la plaza de la Misericordia. Uno de sus lados está formado ábsides de la Catedral sobre los que destaca un crucero románico de impresionante factura. Otro lo forma la Capilla de la Misericordia, verdadero museo de la imaginería local, que antaño fuera de dominicos. Y entre ábsides y capilla cierra y abre la plaza hacia el mediodía un atractivo túnel cuyo arco enmarca graciosamente la próxima y amurallada Valença do Minho y prende la atención de pintores, dibujantes y fotógrafos.


                              Transpuesto el túnel, sobre el cual descansa la Capilla de las Reliquias, aparece la sugestiva perspectiva de la fotografía del tudense JULIO VIÑAS MARTÍNEZ, con la muralla de la vieja ciudadela en primer plano y detrás el Palacio episcopal  las terminales estructuras de la Catedral hacia poniente, rematadas de esbeltos pináculos y de los bordados de la última balustrada del cimborrio...
              

    La iglesia de las "encerradas" y las casas cercanas  entrelazadas   de calles silenciosas,  perfumadas de naranjos y limoneros.



CLAUSTRO.- Está considerado como única obra de su estilo en Galicia. Estructuralmente es obra del siglo XIII, y junto a la puerta de entrada que comunica con la Catedral está la SALA CAPITULAR ROMÁNICA, que conserva la rica arquería puerta y bancales; por contra, algunos capiteles están mutilados.



Las galerías del Claustro están formadas por amplios arcos. Desde allí se accede a la Torre de Sotomayor, mandada erigir como elemento defensivo por el obispo Don Juan Fernández de Sotomayor II. Inscripciones y escudos son muestra de la autoria de esta obra y otras. JULIO VIÑAS MARTÍNEZ.







Fotografía del fondo Blanco Cicerón. Inauguración del Puente Internacional de Tui. Fotográfo Anónimo 1886



Sepúlcro del Obispo Don Diego de Torquemada, que mandó edificar en el siglo XVI, el primer hospital de pobres y peregrinos.




Torre de Sotomayor siglo XV

Capitel románico siglo XII, Catedral de Tuy.


Grupo de peregrinos a Compostela, en el Pórtico de la Catedral.




Detalle del tímpano del Pórtico. Según tradición popular son las de doña Urraca y del rey don Fernando II. grandes benefactores del templo y de Tuy. Si bien la opinión más coincidente, es que se trata del rey Salomón y la reina de Saba, que tienen a su lado a los profetas Jeremías y Daniel..



Portada románica. En la parte superior podemos ver la figura de San Epitacio, primer obispo de esta catedral, en el primer siglo de nuestra era.



Torre de las campanas y de San Andrés.


Cimborrio de la Catedral. El obispo don Diego de Avellaneda, manda realizar la obra del CIMBORRIO que cubre el crucero. Está adornado con una artística bóveda estrellada, escudos del Obispo y cuatro figuras policromadas que sostenían el armazón del BOTAFUMEIRO que existió en la Edad Media..
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Para sorprender la belleza de los rincones de Tuy no basta la rápida visita de turísta. Es necesario adentrarse en sus centenarias, tortuosas, empinadas y silenciosas calles, suavemente veladas de sombras mágicas... 


La Dolorosa de Querol, última obra del genial artista.

 
         Una de las cajas de los órganos recientemente restauradas.


Barcas de pesca en el río Miño



Barcos anguleros



          Noches plácidas, silentes y calladas de luna en el río




El Miño y las tormentas...

Por Julio Viñas Martínez

El río Miño, a su paso por esta ciudad, ensancha y amansa sus aguas, permitiendo el poder disfrutar de hermosos paseos en barco de recreo. Además de todo ello es generoso con sus gentes; a lo largo de la historia ha sido parte de la vida económica que ha ayudado a salir adelante a numerosas familias.

 Una de las estampas más hermosas que se pueden contemplar, es cuando la luna y las mareas son propicias y las aguas del Padre Miño se llenan de las candelas encendidas que llevan en sus barcos los pescadores y sirven para ser vistos por otras embarcaciones. Atrás quedaron aquellos tiempos de candil de piedra de carburo y peneira sin lona, para coger la angula; cuando portugueses y gallegos se enzarzaban "en saludos" donde obviamente la familia ocupaba lugar predilecto. De vez en cuando se oía"... Lolo como corre a cousa,... nada un, dois; nos carneiros dicen corre mellor catro, cinco e mais...". Una jerga conocida por ellos, en la que se trasmite al compañero toda una serie de acciones a desarrollar en la noche de pesca.

Esta ciudad, como tantos otros lugares de orilla al Miño, tiene familias con fuerte tradición de pescadores, así en Tuy y, desde Arbo hasta la desembocadura, tanto en la orilla española como portuguesa.  Todo el mundo pescador conoce a los Piña, que desde tiempos antiguos fueron pescadores y grandes conocedores del Padre Miño. Se recuerda en toda la ciudad, cuando en una noche de fuerte tormenta, la querida abuela Piña, desde la orilla, metida en el agua usando unas altas botas de agua, con su candil, cubo y peneira, se afanaba en las labores de coger meixón; corría próximo a la orilla y había que aprovechar. Los truenos y relámpagos eran cosa de San Telmo, patrono protector de tantas tormentas; pero un rayo se le escapó al Santo y fue a caer en el paraguas de la abuela Piña, que la hizo quedar sin las botas de goma, que habían desaparecido... ¡Milagro!, San Telmiño cumplió, una vez más, su promesa protectora a las gentes de estas tierras. Quedó demostrado el milagro que posibilitó que la recordada abuela Piña, pudiese continuar su labor habitual de coger meixón. Sí; para la abuela Piña, seguía corriendo "O meixón", en las noches de tormenta. 








Vista parcial de Tuy, desde Valença do Minho.















Interior de la Catedral con sus tirantes que apuntalan  las columnas de su nave central.



 
Retablo de la Virgen de la Expectación.


Detalle de una caja de los órganos



Fachada superior de uno de los órganos.



El Coro de la Catedral



Claustro.- Considerado como única obra de su estilo en Galicia.








Paseo de ronda en la torre del Homenaje almenada, se puede contemplar hermosas panorámicas de Tuy y Valença do Minho.

El Torreón de Sotomayor.- En 1408 el obispo Juan II de Sotomayor acomete una importante restauración del claustro de la Catedral y levanta en su ángulo suroeste una torre de defensa en íntima relación con los caminos de ronda que discurrían por encima de las naves claustrales.

Este airoso torreón, hasta el año 1964, sepultado por las extrañas estructuras del antiguo Palacio episcopal, fue tratado en aquellas épocas, con todo cuidado y satisfactoriamente restaurado en su interior y exterior, por las obras que realizó la Dirección General de Arquitectura, bajo la supervisión del señor Pons Sorolla.

Desde aquella época de su restauración, su castrense estampa destaca desde cualquieer perspectiva y revaloriza muy sensiblemente todo el conjunto arquitectónico de la Catedral- Fortaleza.

Ofrece además, la particularidad de que su terraza es fácilmente accesible a favor de un pasadizo, antes oculto bajo el piso del claustro, y ahora cómodamente practicable mediante el referido acondicionamiento, que se realizó en aquella época de la  dictadura.

Sí; es otra atalaya tudense desde la que se pueden apreciar las extraordinarias bellezas paisajísticas que se divisan tanto hacia el Miño como a sus ubéwrrimas vegas galaico-lusitanas. 



La Catedral el Miño y tierras postuguesas





Tejados tudenses con el hermoso y extenso panorama del Padre Miño.



                        La Iglesia de la Misericordia, con el bello fondo del río Miño y las tierras portuguesas.








           Bajo las murallas del viejo Palacio un lugar encantador





La puerta de la Pia



Fachada norte de la Santa Iglesia Catedral





Órgano de la Catedral



Palco de Música en el Paseo de la Corredera



En la nave lateral derecha se encuentra este relieve en piedra portuguesa de Coimbra. Descendimiento del siglo XVI, perteneciente al antiguo retablo mayor.



Calle de San Telmo



Monuento al Padre Salvado



Campanario de la Iglesia de las" Encerradas".




Precioso Nacimiento



Una de las ruas más antiguas de la ciudadela


        "SAMBENITOS".= Piezas únicas en España.
    
       Se conservan tan solo cinco ejemplares en Tuy, los únicos de España. Los "Sambenitos", que son lienzos de principio del siglo XVII, que se mostraban a los fieles en la Catedral. En ellos aparecen escritos los nombres y circunstancias de aquellas personas que padecían penitencia pública, al ser sospechosas de herejia y ser acusadas de judaizantes. En algunos se muestra la faz del penitente como si se tratase de un verdadero D.N.I. de hoy en día. Aquí se muestra uno, de las cinco extraordinarias piezas.
        
        En tiempos de los Reyes Católicos, el Santo Oficio de la inquisición, impuso un modelo en forma de escapulario, que se les colgaba a los penitentes. De esa guisa viene el dicho popular de  "colgáronte un sambenito". Cuando el "escapulario -sambenito" se rompía, se reproducía en tela para mostrar publicamente.
        El valor histórico de estas piezas, que al ser únicas, se hacen importantísimas. Con estos "sambenitos" y otras muchas otras obras de arte que tenemos en nuestra ciudad, debemos meditar la gran riqueza que puede dar a conocer Tui a sus visitantes. Esto revertiría en una afluencia del turismo cultural a nuestra ciudad.  JULIO VIÑAS MARTÍNEZ








Obra del escultor Oliveira en el mirador expléndido de la Corredera que cantó Unamuno.


Retablo mayor de la Iglesia de San Francisco

San Francisco.- En el año 1662, siendo obispo y señor de la ciudad, don Alfonso Galaz Torrero, los religiosos franciscanos comenzaron la fabricación de su convento e iglesia en "estramuros" de la ciudad, en un lugar llamado "Corredera", bajo la advocación de San Antonio de Pádua, cuya imágen sigue presidiéndolo. El templo, bastate espacioso, integrado por tres naves, fue conclído, según consta en el dintel de su puerta- pórtico, en el año 1728, y su altar mayor en 1741. Mas tarde, en 1776, se completó con la capilla de la Tercera Orden y empezó a titularse la Iglesia de San Francisco.

Actualmente funciona esta iglesia como templo parroquial y en estos últimos años fue objeto de interesantes restauraciones, que la hacen merecer la obligada visita del peregrino.



Detalle del altar mayor de San Francisco


Pórtico de la Catedral





Juan José Oliveira Viéitez, un tudense de prestigio  internacional en el mundo artístico.


Por Alberto Estévez Piña



Trabajo fotográfico: Juan Carlos Pérez López


Juan José Oliveira Viéitiz

Nace en Pazos de Reis, Túy, 22 de Octubre de 1928. Descubre su faceta artística a la edad de 42 años, impulsado por su amor por los caballos. Hay que señalar, que nadie como Oliveira dio vida en bronce  a estos equinos de los que hizo obras monumentales para muchas ciudades de medio mundo. Fallece el 16 de Abril de 2002 dejando en el mundo del arte un recuerdo muy difícil de olvidar. Su obra se tendrá siempre presente preferentemente, por su vitalidad y expresividad creadora.

Los caballos fueron descubiertos, investigados con fijación de artísta singular por el mundo equino e la medida que avanzó su actividad artística, de nuevas experiencias más atrevidas, con espacios huecos, jugando con agua y luz.

El  artista tudense Oliveira trabajando en una de sus preciosas obras.




"INICIO" 56X56X26-1969. Colección particular

                            
                  El escultor Juan José Oliveira hablando de una  propuesta que le parecía más atrevida; era el tiempo de las oquedades y perfilando innovadores perfiles y jugando con el desafio del equilibrio...
                                                 "MENTA" 27x40x17-1970 - Colección particular

                                           "FRECHA" 35x90x80 - 1970 - Colección particular

                                      "Cabalo con xinete" - 32x53 - 1972 - Colección particular

                                                   "A Caida" - 27x22x12 - 1974 - Colección particular

                                 "Proxección de salto" - 42x98x45 - 1972 - Colección particular

"Liñas I" -25x28x15 - 1974 - Colección particular


                                                    "Galo" 40x83x41 - 1975 - Colección particular

"Vectorial IV" - 84x67x94 - 1976 - Colección particular



"O bico" - 50x22x35 -1978 - Colección particular




                               "Pegaso sobre cola" -43x33x37 - 1982 - Colección particular

 

                        " Espiral" 75 cm. - 1894 - Colección particular


                           "Apocalise" 64x45x58 - 1977 - Colección particular

                          "Cabalo saltando con xinete" 62x30x20 -1979- Colección particular

"Xadrez" 75x75 - 1980 - Colección particular


                               "A pelexa" 37x44x33 - 1981 - Colección particular

                                      "Carreira" 31x50x26 - 1980 - Colección particular


                 "Pegaso pousándose sobre as mans" 40x30x38 - 1983 . Colección particular


"Cabalo sobre cola" 55x30x20 - 1985 - Colección particular

"Cabalo con roca" 50x38x28 - 1987 - Colección particular

"Tábano" 34x38x13 - 1988 - Colección particular



"Muller sen rostro" 42x14x10 - 1993 - Colección particular


"Maternidade" 30x40x23 - 1996 - Coleción particular

"Bois de Mos" 40x82x30 -1997 - Colección particular



"Carro de bois" 15x38x12 - 1988 - Colección particular

"Salto" 48x14x54 - 1987 - Colección Caixanova


"Espirqal" 75 cm. - 1894 - Colección Caixanova

                                          "Pegaso" 51x29,5X21 - 1990. Coleciión Caixanova


                                                "Cabeza" 40x25x50 - 1986 - Colección particular